El mágico despertar de la ciudad dorada

El sol resplandece en los dorados muros de los antiguos y viejos edificios del centro de Salamanca, con especial intensidad los días que la ciudad despierta con una densa niebla blanca que todo lo cubre y después deja paso a la tan agradecida luz de los rayos del sol que aparecen como un resplandor . 
Las calles de Salamanca relucen esos días gracias a la bella armonía que generan tantos inmuebles decorados cada cual a su estilo, pero todos ellos con fachadas enlucidas gracias a la dorada piedra de Villamayor
Las calles Toro, Zamora y la Plaza Mayor y la gran Rua Mayor que confluye en la esplendida plaza de Anaya, son los mejores lugares para ver echo realidad este milagro que hace que los ciudadanos caminen por estas grandes arterias con el simple propósito de disfrutar de ese agradable momento de relajación en una ciudad cuyo corazón dorado da cabida a sus vecinos, estudiantes, turistas y las gentes de los pueblos de la provincia que todos ellos lo hacen palpitar.