Salamanca es una provincia rica en recursos naturales
caracterizada por su diversidad.
Tiene montaña, valles, llanuras, ríos, embalses y la incomparable dehesa
charra. Todos estos lugares son el hábitat ideal de especies únicas y exclusivas
salmantinas. En base a esta especificidad, las laboriosas gentes de todos estos
pueblos, motivadas por su fuerte ímpetu y ganas de trabajar han ingeniado
numerosas elaboraciones que
trasmitidas de padres a hijos, de tíos a sobrinos, de abuelos a nietos iban
mejorando en el transcurso de esta transferencia
intergeneracional hasta llegar a nuestro días en forma de productos que se
comercializan en las tiendas y bares de la bella ciudad de Salamanca.
Embutidos y jamones, mermeladas y
preparados de fruta, vinos y
elaboraciones de repostería, el
incomparable hornazo salmantino, las
obleas, las rosquillas, las tetillas,
la miel, el chuletón de ternera charra, la morcilla
y el farinato, y muchas cosas más, a
descubrir en este incomparable escenario de doradas paredes, frías noches y
cálida atención.
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